jueves, 3 de diciembre de 2009

Modelo murió como consecuencia de una cirugía plástica


“Por tener la cola un poco más parada, perdió la vida una mujer que tenía todo. Todo lo que una mujer quisiera tener en su vida, lo tenía ella”, lamentó el diseñador Piazza.
La modelo cordobesa Solange Magnano, de 38 años, falleció, tras estar internada cuatro días en una clínica bonaerense por una complicación pulmonar originada en una cirugía estética.
Magnano era modelo del diseñador Roberto Piazza y sufrió una embolia pulmonar, al haberse efectuado una cirugía, dijeron familiares a la emisora.
La modelo fue Miss Argentina en 1994 y desarrolló su carrera profesional en Europa, aunque en los últimos años se había instalado en San Francisco, Córdoba, donde abrió una escuela de modelos, llamada Actitud Models.
PIAZZA PIDE QUE SE INVESTIGUE
Dijo desconocer la cirugía.
El modisto Roberto Piazza pidió a las autoridades “investigar” las causas de la muerte de Solange Magnano, la modelo que murió en una cirugía.

El mediático modisto reclamó que se investiguen las causas que llevaron a la muerte a Solange Magnano, la modelo de 38 años que se había realizado un tratamiento estético que derivó en complicaciones pulmonares, quien habitualmente desfilaba sus creaciones.
Piazza aseguró además que “desconocía totalmente” la operación a la que iba a someterse Solange, quien estaba radicada en San Francisco, Córdoba, y falleció ayer en la clínica privada Itoiz, de Avellaneda, tras 72 horas de permanecer en estado crítico.
“Por tener la cola un poco más parada, perdió la vida una mujer que tenía todo. Todo lo que una mujer quisiera tener en su vida, lo tenía ella”, lamentó Piazza, de relación personal con la fallecida, quien estaba casada y era madre de mellizos de 8 años.
La operación de la Miss Argentina 1994, quien desfiló en Europa y actualmente manejaba una agencia de modelos, se realizó en una clínica hasta el momento desconocida, el jueves pasado, y tras las complicaciones fue llevada primero el Hospital Fernández y luego, por la cobertura social, al Itoiz.
Piazza comentó esta mañana que, según le revelaron, “el líquido se lo colocaron y a las dos horas se le fue por las venas a los pulmones y al cerebro; cuando me llamaron, me dijeron que estaba en un estado malísimo”.
A su vez lamentó que Solange “habrá tenido la celulitis de una mujer de 38 años, básica, chiquita e imperceptible para una mujer tan bella e increíble como era ella” al tiempo que dijo desconocer “totalmente” el tipo de tratamiento al que se sometió.
“Habrá que investigar eso”, reclamó el modisto, para quien Solange desfilaba casi en exclusividad. Crónica
Piazza pidió que se investigue la muerte de la modelo
El diseñador reclamó que se indaguen las causas que llevaron a la muerte de Solange Magnano, de 38 años, quien habitualmente desfilaba sus creaciones. La mujer sufrió una embolia pulmonar tras una cirugía estética y estaba internada desde el jueves. Había sido Miss Argentina en 1994.

TRAYECTORIA. Solange Magnano tuvo una exitosa carrera profesional en Europa (foto: Cadena3 / La Voz de San Justo)
Clarín
El diseñador Roberto Piazza reclamó esta mañana “investigar” las causas que llevaron a la muerte a Solange Magnano, la modelo de 38 años que se había realizado un tratamiento estético que derivó en complicaciones pulmonares, y que habitualmente desfilaba sus creaciones.
Piazza aseguró además que “desconocía totalmente” la operación a la que iba a someterse Solange, quien estaba radicada en San Francisco, Córdoba, y murió ayer en la clínica privada Itoiz, de Avellaneda, después de pasar 72 horas en estado crítico.
“Por tener la cola un poco más parada, perdió la vida una mujer que tenía todo. Todo lo que una mujer quisiera tener en su vida, lo tenía ella“, lamentó Piazza, de relación personal con la mujer, quien estaba casada y era madre de mellizos de 8 años.

la biblia o el celular

¿LA BIBLIA O EL CELULAR?
Ya imaginaste lo que pasaría si tratáramos la Biblia del modo que tratamos y cuidamos nuestro celular?
Y si siempre cargaramos nuestra Biblia en el bolsillo o la cartera?
Y si le dieramos una mirada varias veces al dia?

Y si nos volviéramos para recogerlo cuando nos olvidamos en la casa, en el escritorio...?
Y si la usáramos para enviar mensajes a nuestros amigos?

Y si la tratáramos como si no pudireamos vivir sin ella?

Y si la dieramos de regalo para los niños?

Y si la usaramos cuando viajamos?

Y si lanzaramos la mano a ella en caso de emergencias?

Más una cosa:

A los contrarios del celular, la Biblia nunca queda sin señal

Ella tiene señal en cualquier lugar.

No es necesarios preocuparse con la falta de credito porque Jesus ya pago todas nuestras cuentas y el credito de la Biblia no tiene Fin.

Y lo mejor de todo: no cae la llamada porque la carga de la bateria dura por toda la vida.
(Is 55:6)JESUS...
El mayor hombre en la historia, JESUS CRISTO, no tuvo ningun empleado y sin embargo lo llaman SOBERANO
No tuvo ningun diploma, sin embargo lo llamaron MAESTRO.
No tenia ningun Medicamento, sin embargo lo llamaron Doctor.
No tuvo ningún ejercito, sin embargo los reyes le temian.
No gano ninguna batalla Militar, sin embargo conquisto al mundo entero.
No cometio ningun crimen, sin embargo lo crucificaron.
Fue enterrado en una tumba, sin embargo el vive hoy.
Me siento honrado por servir a este jefe que me AMA!
Si tu crees en JESUS CRISTO, envia esto a todos tus contactos e simplemente no lo ignores.
Si lo ignoras acuerdate exactamente de lo que Jesus dice:
Si me ignoras en frente de los hombres, te negare en frente de mi padre en el cielo.

miércoles, 2 de diciembre de 2009

la onestidad

Ser honesto es ser real, auténtico, genuino. Ser deshonesto es ser falso, ficticio, impostado. La honestidad expresa respeto por uno mismo y por los demás. La deshonestidad no respeta a la persona en si misma ni a los demás. La honestidad tiñe la vida de apertura, confianza y sinceridad, y expresa la disposición de vivir en la luz. La deshonestidad busca la sombra, el encubrimiento, el ocultamiento. Es una disposición a vivir en la oscuridad.La deshonestidad no tendría ningún papel en un mundo en que imperara la realidad y estuviera habitado por seres humanos plenamente conscientes. Desgraciadamente, debemos de convivir con la deshonestidad. Los humanos, abrigamos una variedad de tendencias e impulsos que no armonizan espontáneamente con la razón. Los seres humanos necesitan práctica y estudio para convertirse en personas benévolas en las que retomar la chispa divina de la que emergimos. En ese intento hacen muchas cosas que la prudencia les aconseja ocultar. Mentir es una “fácil” herramienta de ocultamiento y, cuando se emplea a menudo, pronto degenera en un vicio que arrastra hacia lo contrario.
La honestidad es de suma importancia. Toda actividad social, toda empresa humana que requiera una acción concertada, se atasca cuando la gente no es franca. La honestidad no consiste sólo en la franqueza, la capacidad de decir la verdad, sino en la honestidad del trabajo honesto por una paga honesta.
¿Cómo se cultiva la honestidad? Como la mayoría de las virtudes, conviene desarrollarla y ejercitarla en armonía con las demás. Cuanto más se ejercita, más se convierte en una disposición afincada. Pero hay una respuesta rápida que se puede dar en tres palabras: tomarla en serio. Se debe reconocer que la honestidad es una condición fundamental para las relaciones humanas, para la amistad, para la auténtica vida comunitaria. Pero se debe tomar en serio por sí misma, no “como la política más conveniente”. Hay una gran diferencia entre tomar en serio la verdad y no dejarse pillar. Los padres a menudo decimos “que no te pille de nuevo”, y es comprensible, pero una vida buena y honesta es más que eso. El desarrollo moral no es un juego de “píllame si puedes”. Conviene concentrarse en lo que importa de verdad, la clase de persona que uno es, y la clase de persona que uno quiere ser. No hay medias tintas con la honestidad.

martes, 1 de diciembre de 2009

la avaricia

¿Qué es la “avaricia”?
La avaricia es el deseo intenso y egoísta de poseer algo, especialmente riquezas y poder personal. La avaricia está estrechamente relacionada con la codicia. La codicia es el deseo motivador. La avaricia consuma el deseo a cualquier costo. Codiciamos cuando deseamos desmedidamente dinero, poder y cosas materiales. Somos avaros cuando, para consumar el deseo creado por la codicia, tomamos los pasos concretos para poseer desmedidamente dinero, poder y cosas materiales, sin importarnos el abuso que esto pueda representar para otros seres humanos.
Es fácil culpar a otros de lo que nos pasa. En este caso, el gobierno y los ricos son los culpables de la crisis financiera que vivimos. Sus deseos codiciosos y sus actos de avaricia nos producen dolor y sufrimiento. Pero aunque la avaricia es un instrumento casi indispensable para el éxito en los negocios y la política, también se manifiesta entre los pobres. Ellos también pueden desear desmedidamente el dinero y las cosas materiales. La codicia como acto mental se realiza en la avaricia como acto social y concreto. Los avaros toman por engaño y opresión más de lo que les corresponde. De esa manera abusan de sus semejantes, desposeyéndolos de lo que les corresponde.
La avaricia destruye el espíritu humano
Aunque la codicia y la avaricia se manifiestan en el mundo concreto de las posesiones materiales y las relaciones humanas, por naturaleza son fenómenos espirituales y relacionales. Ambos determinan la manera en que nos relacionamos con “los otros” seres humanos.
Las consecuencias de la avaricia son extremas. Van mucho más allá de la depresión económica de los mercados de los países más poderosos del planeta. Si mis ojos y mi corazón no contemplan otra cosa sino aquello que deseo poseer, puedo llegar a oprimir a mis semejantes y “derramar sangre inocente” (Jeremías 22:15-17). Pero la avaricia no solo oprime y abusa de otras personas, también destruye al avaro. Los avaros también experimentan “envidia, homicidios, contiendas, engaños y malignidades” (Romanos 1:29-31).
Por esto el avaro no puede encontrar paz interior ni exterior. Para engrandecerse necesita desconectarse emocionalmente. Por fuerza tiene más enemigos que amigos. Al cortar los lazos de amistad y misericordia que deberían unirlo a todos los seres humanos le es imposible encontrar paz interior y amistades genuinas.
Pero es nuestra sociedad avara y consumista la que fomenta la avaricia personal. La codicia y la avaricia están detrás de la afirmación comúnmente aceptada de que “yo soy el número uno”. Es decir, me tengo que gratificar primero tanto como pueda. Yo no soy responsable por el bienestar de los demás, ni siquiera de los miembros de mi propia familia.
Por lo tanto, el avaro es idólatra (Efesios 5:5; Colosenses 3:5). Al adorar las cosas que desea y consigue se adora a sí mismo. Pero su espíritu no se nutre ni se comunica. Al quedarse solo, el avaro se destruye a sí mismo y a quienes lo rodean.
¿Cómo vencer a la avaricia?
De alguna manera y en diferentes formas todos somos avaros sin darnos cuenta. La avaricia es un problema serio no solo por las consecuencias sociales y espirituales ya mencionadas sino porque Dios nos asegura que los avaros no entrarán en su reino (1 Corintios 6:10; Efesios 5:5). Nuestra sanidad espiritual, la sociedad en que vivimos, y el reino futuro que esperamos los creyentes requiere que abandonemos la avaricia. ¿Qué podemos hacer para liberarnos de la codicia y la avaricia que se anidan en nuestro espíritu?
Primero, debemos reconocer los efectos destructivos de la codicia y la avaricia que bosquejamos en la sección anterior. En segundo lugar, debemos reconocer que sin ayuda, tarde o temprano la codicia nos conducirá a la avaricia y sus consecuencias nefastas. San Pablo confesó que no se habría dado cuenta de su codicia si no hubiera sido por la ley de Dios, la cual dice: “No codiciarás” (Éxodo 20:17).
En tercer lugar, debemos seguir el consejo de Jesús: “Guardaos de toda avaricia; porque la vida del hombre no consiste en la abundancia de los bienes que posee” (S. Lucas 12:15). ¿Entonces en qué consiste la vida del hombre? La vida del hombre consiste en buscar “primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas [materiales] os serán añadidas” (S. Mateo 6:33).
Por último, para guardarnos de la avaricia debemos cambiar el objeto de nuestra fe. En lugar de confiar en nosotros mismos debemos confiar en Dios. Dios promete que no nos faltarán las cosas materiales que necesitamos para la vida cotidiana.
Conclusión
Afortunadamente, no necesitamos vivir bajo la esclavitud de la codicia y la avaricia porque podemos decidir confiar en Dios y andar “en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros” (Efesios 5:2).
Querido lector, si confía usted en Dios y lo busca con todo su corazón, podrá evitar el amor al dinero que es la raíz de todos los males y la causa de muchos sufrimientos (1 Timoteo 6:10). Además, podrá experimentar la paz interior y descubrirá con San Pablo que “gran ganancia es la piedad acompañada de contentamiento; porque nada hemos traído a este mundo, y sin duda nada podremos sacar” (1 Timoteo 6:6, 7).